Durante mucho tiempo, estuvo colgado en el salón de Casa Risa, ese cronotopo inolvidable, un papel con unos versos atribuidos a San Juan de la Cruz (que la tradición admite). El papel parecía recordar a los viajeros de aquel lugar habitable la constante paradoja en la que vivían sus sueños de metáforas y controversias. Años después (y ya son años, no te lo pierdas), busqué y busqué esos versos que nunca pude retener en la memoria y no encontré nada, ni en las Poesías completas ni en internet. Ahora he abierto el libro de arena por su inconcebible página central, el google, y he puesto el único verso que a buen seguro pertenecía al poema y que todavía no había olvidado: has de ir por donde no sabes. Lo he recuperado, pero he de decir que me encuentro con una versión extendida cuya autoría parece vacilar. Por ello, lo atribuyo a un místico cualquiera, a la tradición o al lenguaje. Cierto, has de ir por donde no sabes para venir a lo que no sabes, y a lo que no gustas, y a lo que no posees. Mira lo que nunca has visto, di lo que a veces escondes, ama como siempre quisiste.
Para venir a gustarlo todo,
no quieras tener gusto en nada.
Para venir a saberlo todo,
no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo,
no quieras poseer algo en nada.
no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo,
no quieras ser algo en nada.
Para venir a lo que no gustas,
has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes,
Para venir a lo que no sabes,
has de ir por donde no sabes.
Para venir a lo que no posees,
has de ir por donde no posees.
Para venir a lo que no eres,
has de ir por donde no eres.
has de ir por donde no eres.
Cuando reparas en algo,
dejas de arrojarte al todo.
Para venir del todo al todo,
has de dejarte del todo en todo.
Y cuando lo vengas del todo a tener,
Y cuando lo vengas del todo a tener,
has de tenerlo sin nada querer.
Cuando ya no lo quería,
téngolo todo sin querer.
Cuanto más tenerlo quise,
con tanto menos me hallo.
con tanto menos me hallo.
Cuanto más buscarlo quise,
con tanto menos me hallo.
Cuanto menos lo quería,
téngolo todo sin querer.
Ya por aquí no hay camino,
Ya por aquí no hay camino,
porque para el justo no hay ley;
Él para sí se es ley.
Místico en éxtasis
3 comentarios:
Cuando piensas que San Juan escríbió estos versos con otro sentido distinto al del mero goce de la vida se me eriza el vello de los brazos. Aún así, libre intrerpretación, gracias por existir. Y también tú, Ale, que me has traído a las sienes los versos de los místicos. Te envío a Santa Teresa, a veces pienso en estos:
"Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, la paciencia todo lo alcanza..."
La paradoja es, quizá, el lenguaje del alma, porque trasciende en términos racionales las palabras. Gracias a ti, Son, que has vuelto a dar vida a los comentarios, omitidos y olvidados por los silenciosos lectores que abren el imán. Es difícil y extraño que nada te turbe ni temas a nada, pero es cierto que todo pasa... ¿Cómo pueden cambiar las cosas si no somos nosotros mismos los que cambiamos? Qué bien traídos los versos de Santa Teresa! GRACIAS
El lenguaje amoroso es así de ambivalente; lo usas para unirte a tu amor o a tu dios.
Los comentarios están atrapados en el trasiego veraniego de sus integrantes, pero seguro que se irá la hoja del árbol y volverá el escribiente a sus escritos.
Esta vez voy a escribir el mejor poema de los místicos, que por supuesto, corresponde al más sabi de los tres: Fray Luis.
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