No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer lo párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
MARIO BENEDETTI
No os voy a decir mucho del poema de Benedetti, supongo que conocido por la mayoría. Es el primer poema que leí y no quiero decir de este autor, sino el primero que leí y disfruté. Se me abría en aquel momento todo un mundo que me acercó aún más a la literatura. A partir de él llegaron más versos y más poetas, y hasta hoy. Lo pongo aquí porque me encanta la fuerza que conserva cada vez que lo releo, aunque pasen ya más de quince años del día que lo descubrí.
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3 comentarios:
Esto de la casualidad pone los pelos de punta. Ya descansa en paz. Gracias, Toñi, por traer aquí el poema.
Joder, macho. Qué fuerte... no teníamos que haber tenido aquella conversación.
No pacha ná, oé! Simplemente lo intuimos... La Toñi sabía que tenía que hacerle ese homenaje, y se lo hizo aún en vida. Eso es lo bonico. Me quedo con eso. Ah! y con que no se van.
VIVA BENEDETTI Y EL AMOR!
bechicos y abrachos
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