viernes, 8 de mayo de 2009

El loco

Me preguntáis cómo me volví loco. Ocurrió de este modo:

Mucho antes de que naciera la mayoría de los dioses, me desperté una buena mañana de un sueño profundo y vi que me habían robado todas mis máscaras. (Me refiero a las siete máscaras que me había fabricado y que había utilizado en mis correspondientes siete vidas anteriores.) Eché entonces a correr sin máscara alguna por las calles repletas de gente, exclamando a voz en grito:
"¡Ladrones, ladrones! ¡Malvados ladrones!".
Algunos hombres y algunas mujeres se burlaban de mí, pero otros, al verme, se metían en sus casas llenos de miedo.
Cuando llegué a la plaza del mercado, un muchacho que estaba apostado en la terraza de su casa, me señaló y dijo a voces:
"¡Mirad! ¡Es un loco!".
Miré hacia arriba con cierto aire de desafío para ver quién profería aquellos gritos. Por primera vez en mi vida, el sol besaba mi cara descubierta. Mi alma se inflamó de amor por ese sol y nunca más quise llevar máscara alguna.
"¡Benditos, benditos sean los ladrones que me quitaron mis máscaras!".

Así fue como me volví loco.

Y en mi locura encontré la libertad y la seguridad: la libertad de la soledad y la seguridad que da el que no le entiendan a uno, pues quienes nos comprenden esclavizan algo de nosotros.
Pero no permitáis que me sienta demasiado orgulloso de mi seguridad. Ni el ladrón que se halla encarcelado se encuentra a salvo de otro ladrón.

KHALIL GIBRAN, El loco.

1 comentario:

dijo...

Me cae bien tu loco, un tipo simpático. No tengo los derechos del lector como intertexto, pero estaría bien que alguien los posteara. bsks