viernes, 10 de septiembre de 2010

SIN ESPADAS

Parece que escucho cientos de luces eclosionar a mi paso, una suerte de peldaños se tambalean bajo la ciudad ajena a mi recorrido cotidiano. Me siento furiosa, estoy tan furiosa que el soneto de Lope ha cobrado un sentido inusitado. Las imágenes de ciertos cuadros conocidos se desvirtúan en los cristales huecos de fuentes inimaginarias, que antaño fueron surtidores de aguas de colores. Me rodean cientos de elementos sin sentido alguno, sin orden y sin utilidad. He decidido no tener aliados en esta batalla y casi en esta guerra, aunque en realidad sé que son batalla y guerra perdidas de antemano. Se puede ganar sin buenas armas para el combate, sin escudo o sin celada, pero no se sale victorioso sin la convicción de que las fuerzas y la astucia serán suficientes.

No hay comentarios: