miércoles, 19 de agosto de 2009

Versillos del Monte de Perfección

Durante mucho tiempo, estuvo colgado en el salón de Casa Risa, ese cronotopo inolvidable, un papel con unos versos atribuidos a San Juan de la Cruz (que la tradición admite). El papel parecía recordar a los viajeros de aquel lugar habitable la constante paradoja en la que vivían sus sueños de metáforas y controversias. Años después (y ya son años, no te lo pierdas), busqué y busqué esos versos que nunca pude retener en la memoria y no encontré nada, ni en las Poesías completas ni en internet. Ahora he abierto el libro de arena por su inconcebible página central, el google, y he puesto el único verso que a buen seguro pertenecía al poema y que todavía no había olvidado: has de ir por donde no sabes. Lo he recuperado, pero he de decir que me encuentro con una versión extendida cuya autoría parece vacilar. Por ello, lo atribuyo a un místico cualquiera, a la tradición o al lenguaje. Cierto, has de ir por donde no sabes para venir a lo que no sabes, y a lo que no gustas, y a lo que no posees. Mira lo que nunca has visto, di lo que a veces escondes, ama como siempre quisiste.



Para venir a gustarlo todo,
no quieras tener gusto en nada.
Para venir a saberlo todo,
no quieras saber algo en nada.
Para venir a poseerlo todo,
no quieras poseer algo en nada.
Para venir a serlo todo,
no quieras ser algo en nada.
Para venir a lo que no gustas,
has de ir por donde no gustas.
Para venir a lo que no sabes,
has de ir por donde no sabes.
Para venir a lo que no posees,
has de ir por donde no posees.
Para venir a lo que no eres,
has de ir por donde no eres.
Cuando reparas en algo,
dejas de arrojarte al todo.
Para venir del todo al todo,
has de dejarte del todo en todo.
Y cuando lo vengas del todo a tener,
has de tenerlo sin nada querer.
Cuando ya no lo quería,
téngolo todo sin querer.
Cuanto más tenerlo quise,
con tanto menos me hallo.
Cuanto más buscarlo quise,
con tanto menos me hallo.
Cuanto menos lo quería,
téngolo todo sin querer.
Ya por aquí no hay camino,
porque para el justo no hay ley;
Él para sí se es ley.


Místico en éxtasis